miércoles, noviembre 10, 2010

PREMIOS NARRATIVA


ENTREGA DE PREMIOS DEL 1º CERTAMEN DE NARRATIVA “NELSON MANDELA”
VISITA DE D. VIRGILIO VALERO

Hace unos meses se ha puesto en marcha a traves del Equipo de Gestión y la Comisión de Cultura del Modulo 6, el “1º Certamen de Narrativa “Nelson Mandela “ con la idea de que los internos de este Centro Penitenciario, expresaran con sus escritos lo que significaba para ellos “UN DIA EN PRISIÓN”.
Abrió el acto, el Coordinador del Modulo 6, Tirso, quien manifestó:
“La convocatoria ha sido un éxito y han sido mucho los internos que han participado en este Certamen cuyos trabajos han visto la luz en el “Blog de la carcel” de este Centro Penitenciario de A Lama.
Queremos agradecer el apoyo que han prestado a esta iniciativa, nuestro Educador así como a todos los participantes en el Certamen.”
A continuación, Temo, como Miembro de la Comisión de Cultura (promotora del Certamen) dio la bienvenida en nombre de todos los internos a las Autoridades presentes en el acto quienes entregaron los trofeos donados por los Talleres del Modulo.
Nos acompañaban:
D. Virgilio Valero (director General de Coordinación Territorial y Medio Abierto)
Nuestro Director D. Jose Antonio, Subdirectora Dª Elsa, Jefe de Servicios, Educadores y Srs Funcionarios del Modulo
A continuación y como recuerdo de su visita, se le entregó al Sr Director General un precioso horreo gallego, hecho en el Centro.

El primer clasificado (David R ) leyó el Articulo ganador, que impactó a todos los presentes por su fuerza, realismo y sentimiento.

El Educador del Modulo, D Paco, se dirigio a todos los presentes, en los siguientes terminos:
“Dentro de las actividades programadas en este Modulo, las de carácter cultural gozan de especial importancia por parte del Equipo Técnico y del de Gestión. Todo ello se impulsa a traves de una “Comisión de Cultura del Modulo” que canaliza las actividades y actos de indole cultural que se vienen celebrando frecuentemente.
Ajedrez, Charlas culturales todos los Viernes, Coloquios deportivos, Certámenes literarios, Cursos de Pintura, Ingles, Guitarra, Informatica, Alfabetización, Talleres, etc. No queremos que nadie se quede fuera de esa forma de entender nuestro tiempo en Prisión como algo positivo y de preparación para la vida en libertad.
El Modulo pretende ser un espacio abierto y de formación para los internos, por ello cualquier iniciativa en el ambito cultural o de formación, será bienvenida y desarrollada por el mayor numero de internos.
Nuestro interes es que la Prisión nos ayude a crecer y a mejorar como personas. No queremos que este sea un tiempo muerto.
Este Primer Certamen “Nelson Mandela” está pensado para que podamos expresar lo que significa para nosotros “Un dia en prisión” Una reflexión sobre nuestra forma de entender la vida en Prisión, con la intención de entendernos y apoyarnos en nuestro devenir diario en este Centro Penitenciario.
Es nuestra intención que este Certamen que hoy finaliza, se repita anualmente. “
Cerró el acto el Educador D. Rafael, animando a los internos a seguir participando en el “blog” y anunciando la proxima convocatoria literaria que girara bajo el epígrafe “CARTA A UN FAMILIAR” con participación de todos los internos de Prisión.
T. D.

viernes, noviembre 05, 2010

UN DIA EN PRISION

Ganador concurso Nelson Mandela "Un día en prisión"
Mientras mi compañero descansa, observo a través de las rejas de mi celda como un rojizo sol de verano cede su trabajo a unos proyectores de halógena luz naranja. Ahora, en la relativa tranquilidad que me ofrece la soledad y el silencio, miro hacia el cielo y reflexiono. En algun sitio lei que nosotros escribimos nuestro destino y que somos lo que hacemos. Lo que hize me trajo aquí y por la misma norma, lo que haga ahora determinara mi futuro. Puedo resignarme y esperar que el tiempo pase sin mas. O puedo evitar que mi vida se detenga y seguir creciendo como persona, madurando como ser racional. No es fácil. Nadie dijo que lo fuera. Es todo un reto. Voluntad. Quizas esta sea la prueba más dificil de mi vida. Una prueba de paciencia, de habilidad, de tolerancia y de autoestima.
Es un gran consuelo para mi el hecho de que mi familia me perdonara y me ofreciera su apoyo, condicionado a mi buen comportamiento, pensar en ellos me da fuerzas. Como me las dio esta mañana antes de bajar a desayunar, cuando otra jornada me desafia a romper una rutina por si misma perpetuamente tediosa. Despues de tomar el pseudo-café y el “chusco” de pan, consegui escaparme. Si, me fugué y me escondi en la magia de la lectura. Asi pasé parte de una mañana como la de ayer y como todas. Sólo volvi puntualmente a la realidad un par de veces para resolver las demandas de mi destino como auxiliar de la Biblioteca. Buen destino. Entre mis amigos los libros y sus lectores. Quizas el lugar más tranquilo del Módulo. Hasta que llego el mediodía. Educadamente pido a los compañeros que desalojen la estancia para cerrar y devolver la llave al funcionario de turno.
Caminando por el patio, me aburen conceptos del tipo: sentencia, recurso, meses, años…libertad condicional. Intento no pensar en ello. Tampoco es fácil. Tengo hambre. El caos de la cola para coger la comida se va convirtiendo en un goteo de personas al que me sumo, la comida huele como siempre, parece la de siempre, y no necesito verla para saber que su sabor será siempre el mismo. Ya no disfruto comiendo pero necesito alimentarme. Fruta. ¡Si! me gusta la fruta, en la calle casi no la comia, prefería el dulce. Yogurth. Como siempre, lo cambiare por un pitillo para la sobremesa. El ruido de más de un centenar de personas entre cuatro paredes es atronador, me embota la cabeza. Mientras algunos hacen cola en el economato para comprar café (yo no tomo café, soy hiperactivo y me excita sobremanera), prefiero la tranquilidad de un paseo por el patio, al aire libre. Una “persona” se me acerca para pedirme un favor, digo persona poque no me gusta la etiqueta de “recluso” o “interno. Un favor.- Si está en mis manos, lo intentaré- le respondo. Dicen que aquí todo tiene un precio sin embargo prefiero pensar que aun puedo cambiar un favor por otro. Eso me hace sentir util. Con una fuerza inusitada, el altavoz escupe una serie de ruidos inteligibles. Nos estan indicando que es el momento de subir a las celdas. Bien. Tranquilidad. He pasado medio día y he “sobrevivido”. Oir y callar. Ver y callar esa es la estrategia para evitar problemas. Por eso no voy a contar lo que veo ni lo que oigo a mi alrededor. Es por todos conocidos el problema de las drogas, el abuso de medicación ó simplemente la falta de modales. Rabia mucho tiempo contenida, ajustes de cuentas, desiquilibrios psicologicos. Ahora ya no me afecta. Antes me sorprendia. Temia que ciertos comportamientos me salpicaran. De que se aprovecharan de mi ingenuidad. Es la primera vez que estoy en la cárcel. Hay una primera vez para todo ¿no es así? Y hasta esta experiencia se puede aprender. Aprendí a decir que no, a evitar problemas gratuitos, a convivir con personas de diferentes razas, religiones o costumbres. Todos estamos igual de jodidos y ese es el nexo que nos une. No me creo con el derecho de juzgar a nadie, pero es inevitable que haga mi propia selección de las personas que quiero tener cerca de mi, tampoco me sorprendió ya de lo desproporcionado que son algunas condenas, respecto al delito cometido y yo mismo me considero un ejemplo. Solo veo victimas. Victimas de la droga de la avaricia en un sistema enfermo en lo que mas importa es “tener” por encima del “ser”. ¿Qué soy? ¿un pobre hombre que subsiste con diez euros a la semana? Una persona rica en valores y educada en unos principios eticos inculcados con firmeza durante años por una madre que creyó que la buena educación es la base de la convivencia y que invirtió en ese proposito los mejores años de su vida. Ahora, con humildad sincera reconozco que no hay dinero en el mundo que pueda pagar esa dedicación.
Subo las escaleras a tropezones hasta alcanzar la segunda planta de la galeria tan fria y simétrica como una nevera gigante, hierro y cemento. Reticular como un almacen donde se ordenan ¡personas! De dos en dos, perfectamente “colocada” cada pareja en su “sitio”. Cuando la puerta me encierra dentro, paradojicamente me siento más seguro, estoy en mi espacio vital, el único espacio donde puedo tener un minimo de intimidad aunque esta es relativa, ya que tengo que compartir estos momentos con otra persona. Sólo los ocasionales gritos y golpes provenientes de otras celdas me recuerdan que, tras esa gruesa puerta de hierro con el número 36, se siguen fraguando tensiones, desavenencias, lagrimas, dolor…rabia, venganzas etc. Pero ahora me voy a escapar de nuevo. Por la ventana del televisor accedo al presente. El mundo sigue su camino inexorable. A veces puedo ver mi ciudad, incluso mi barrio o alguna persona conocida. El chirriar de la puerta al desplazarse anuncia que son las cuatro ymedia, ante mi se presenta otra vez ese pasillo aséptico, frio, impersonal de la galeria invitandome a atravesarlo, pero antes debo limpiar la celda. Ser presos no significa que seamos unos cerdos, lejia barrer y fregar. Hiero y cemento. De nuevo otra vez abajo, entre la agoviante presencia de estos muros coronados de alambre espinado que activan cualquier deseo ilusorio de de libertad, observo a la gente. En el aire se denota un potaje rancio de sentimientos tan candentes que en conjunto asemeja una olla a presión a punto de explotar. Vinagre y carbonato, efervescencias de emociones, tristeza, rabia y una pizca de piadosa esperanza.
Tras pasar varios minutos al sol, vuelvo a entrar a la biblioteca. Abro un libro y me voy a través de él hacia lugares que habitan en mi cabeza, cuando vuelva habrá pasado otra tarde, habrá pasado otro día en prisión, parecido al de ayer y al de mañana. Pero único como cada momento, cada minuto de nuestra vida es irrepetible. Nosotros hacemos que así sea, porque mañana seré un poco mejor de lo que he sido hoy y me quedara un día menos para irme con mi familia.
Rubén R.

martes, noviembre 02, 2010

UN DIA EN PRISION

El día comienza a las ocho de la mañana con el recuento, lo que es bastante irritante, porque algunos funcionarios, no todos, suben y bajan las mirillas aporreándolas con un palo, y recién despertado como que no sienta bien. Una vez levantado, abro la ventana para que respire la celda, y entra un olor a hierro que despiden los barrotes, que me recuerda que sigo preso. A las ocho y media me abren la celda y ya la tengo ordenada y limpia y yo aseado y listo para bajar a desayunar y comenzar el día. Después de desayunar, tengo un rato para subir a la celda a lavarme los dientes y fumarme un cigarrillo hasta las nueve y cinco que comienza la reunión con el funcionario y el educador para tratar las cosillas del módulo, que en mi opinión alguna gente la utiliza para quedar bien delante del educador quejándose por tonterías que no aportan nada y que podrían arreglarse ablando directamente entre los afectados. A las nueve y media, unos días salimos al polideportivo y otros al campo de fútbol para hacer deporte, lo que está bastante bien porque en otros módulos no sales para nada del módulo y es bastante agobiante. A las diez y media regreso al módulo para ducharme, tomar un café y fumar un cigarro. A las once comienzo otra actividad, lunes, miércoles y viernes curso de guitarra y los martes y jueves informática. A las doce y media termino las actividades y me dirijo a el Office para, después de comer, limpiar las bandejas. A las dos subo para la celda hasta las cuatro y media para dormir una siesta obligada. Hay días que presta dormir esa siesta pero hay otros que preferiría hacer otra cosa, porque al fin y al cabo ya me paso doce horas encerrado en la celda por las noches. De cuatro y media a cinco tengo libre para fumar y tomar café, pero a las cinco tengo que estar en la actividad que por las tardes suele ser marquetería. A las siete menos cuarto se acaban las actividades, y a las siete y cuarto ceno y limpio las bandejas. A las ocho y media subo para la celda hasta el día siguiente y vuelta a empezar. En este módulo paso el día entretenido, pero cuando estaba en otros módulos lo único que hacia era dar vueltas y comerme la cabeza, lo que me llevaba a drogarme. Llevo aquí ya diez años y parece que llevo toda una vida, es como si hubiera nacido aquí dentro y no conociese vida más allá de los muros de la prisión. El día que salga me voy a sentir como si me hubieran congelado en la prehistoria y me descongelasen en la actualidad. Cuando empecé esta condena tenía 21 años y ahora ya tengo 32, siento que he malgastado mi vida.



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